miércoles, 10 de mayo de 2017

¿Por qué escribir?

Por Arthur Zombiellegas

Imagina que fuiste de esas personas que desde niño deseó ver un duende, viajar a un lugar exótico o ganar una guerra contra un ejército de más de dos mil guerreros. Tal vez estuviste esperando ese momento por mucho tiempo, el encontrar un huevo de dragón en el patio de tu casa, abrir la alacena y encontrar frascos con alas de murciélago o descubrir que tus vecinos eran alienígenas; bueno, creo que por eso escribo.
Escribo porque ese niño, quien leyó cuentos de terror una noche y no durmió por las siguientes siete, se cansó de esperar a que por arte de magia aparecieran esos seres, por lo cual decidió crearlos.
Escribo porque sé que hay cientos de personas quienes necesitan un pequeño empujón en su imaginación para crear nuevos seres, buscar tesoros o reír a carcajadas, escribo para ellos, para ayudarlos a imaginar, para que recuperen ese niño quien con tanto deseo quería vivir en un mundo el cual no fuera aburrido, lleno de obligaciones y de edificios grises.
Escribo para recorrer esos mundos los cuales siempre desee conocer, para adentrarme en la mente de todos los monstruos habitantes debajo de mi cama, para hablar idiomas extraños y, en un abrir y cerrar de ojos, pasar de un cementerio lleno de zombis a un planeta a millones de años luz de distancia.
Escribo para no perderme en ese océano llamado normalidad, para rendirle un homenaje a las historias que mis abuelas me contaron, para rescatar las memorias compartidas por mis padres y rescatar las tradiciones inculcadas por mis tías.
Escribo porque sé que allá afuera, en el mundo humano, existen niños y jóvenes así, que les dicen raros, que tienen ideas diferentes, que sueñan despiertos, que pueden convertir los postes de luz en gigantes y las estrellas en guerras estelares.
Escribo para ellos, para invitarlos a crear, a soñar, escribo para las ovejas multicolores que hay en cada familia.
Escribo porque amo leer, porque tengo un poco de ese ego de artista que busca figurar un día, tal vez no al lado, pero un poco cerca de aquellos escritores quienes me inspiraron y quienes le dieron tantas nuevas ideas y tonalidades a este mundo.

Escribo porque cuando llegué a la repartición de talentos, el buen jefe, ese a quien muchos llaman Dios, Alá, Brahma o Universo, quiso darme el más preciado que podía tener, uno muy especial: el don de dar vida, de crear, pero no con magia sino con un papel, tinta y un poco de imaginación.

No hay comentarios:

Publicar un comentario